SOLO, FANÉ Y DESCANGALLADO
El presidente Alberto Fernández confirmó ayer que su embestidura presidencial es solo una mera formalidad ya que ni sus ministros más relevantes atienden sus indicaciones. Tan es así que el propio titular del Ejecutivo nacional afirmó que sabe con quién puede gobernar y con quien no, dentro de su propio gabinete!!!
El brutal sincericidio presidencial no hace más que dejar sentado oficialmente lo que ya todos saben desde hace años: en la Casa Rosada, más precisamente en el equipo de gobierno hay “científicos” que no responden ni sus llamados.
Resulta impensado en cualquier gobierno del mundo que el ministro del Interior -o quien ocupe ese cargo con otro nombre-, no hable con el presidente, lo critique sin piedad, amenace con su renuncia y a pesar de todo siga en su cargo sin más, cosa que en este caso habla de la debilidad del presidente a la hora de tomar decisiones de peso por sí solo.
Qué ocurría si en una empresa el gerente general hace caso omiso, no atiende o critica sin más al dueño de la misma?. Seguiría en su cargo o lo expulsarían de inmediato en busca de otro que acompañe el proyecto.
Alberto Fernández no puede disponer de ningún funcionario que tengan el aval de la vicepresidente cuyo poder político y real supera al suyo, a punto tal que a los únicos funcionarios a los cuales el presidente apartó de su lugar fueron aquellos señalados por la vicepresidente. Listo.
Para colmo y agregaando una pizca más de sabor a semejante sainete, el presidente “cancherea” afirmando hasta con una sonrisa, que no le importa lo que haga o diga su ministro del Interior, como si estuviera hablando de un tema menor.
Los resultados están a la vista.
Alberto Fernández se autopercibe importante en su cargo, pero la verdad sea dicha, ya no despierta el respeto de nadie en la oposición, de muy pocos en la sociedad y lo que es mucho peor, de casi nadie en su partido.
Nunca en la historia reciente del país, se vio un presidente tan alejado de la realidad. Nunca se vio cometer semejante cantidad de fallidos, ni el tan criticado De la Rúa hizo los papelones que hace Alberto Fernández, con una soltura que da pavor. Nunca nadie humilló de tal forma a todos sus compatriotas con Alberto Fernández con la Fiesta de Olivos.
Así las cosas la pregunta que cae por su peso es si no hay nadie que asesore al presidente. Alguien que con buen tino le diga “Alberto, mirá así no va, por acá no es, aflojá con esto porque se nos ríen en la cara hasta los del partido verde”. Parece que no los tiene o sus asesores tienen menos tino que el propio presidente o peor aún, que con tal de mantener el conchabo y algunos privilegios optan por mirar hacia otro lado hasta el final del mandato.
Otra de las preguntas que surgen ante esta situación es si en verdad alguien puede pensar con cierto grado de seriedad que Alberto Fernández tiene algún tipo chances de aspirar a una reelección. Se entiende que Aníbal Fernández, un funcionario todo terreno, salga a apoyar dichas intenciones. Es lo que hay, otra no le queda, pero de allí a creer seriamente en que el tan mentado “Albertismo” -que de existir se reuniría en una antigua cabina telefónica y sobraría espacio-, pueda tener peso alguno dentro del FdT, es otra cosa. Ya ni los líderes piqueteros oficialistas lo apoyan.
Tiempo
A toda esta locura, se suma que el gobierno en su conjunto, incluida Cristina Fernández de Kirchner, quien hace lo posible para hacer creer a su electorado que no forma parte del gobierno, está totalmente alejado de las necesidades de la sociedad, de los temas que verdaderamente le importan y complican la vida a cada uno de los 46 o 47 millones de argentinos (habrá que esperar hasta un próximo censo realizado con seriedad para saber exactamente cuántos habitantes tiene el país) que ven con terror como sus ingresos se licuan a diario, mientras el “superministro” de Economía, al cual como a la Farolera todas las cuentas le salen mal, solo piensa en satisfacer sus altísimas ambiciones personales. Tan es así que Sergio Massa, no para de lanzar planes de precios controlados a como a de lugar, de modo tal que a la hora de medir los resultados para difundir las cifras del IPC, estas queden dentro de sus parámetros fijados, claro está, con ojos electorales, nada más.
Lo que olvida Massa, es que gran parte del país no tiene acceso a esos planes, o lo que es peor, que esos planes apenas se ven en supermercados. Cómo será de cierto que ni los piqueteros, ni los camioneros siguieron con los controles en los supermercados porque no había mucho para controlar.
El gobierno del FdT tiene tiempo para tratar el ridículo enjuiciamiento a la Corte, para afirmar que CFK está proscripta, cosa que todos saben no es cierta o para volver a la carga con el tema del acuerdo del FMI de la mano del millonario diputado hijo de la vicepresidente, del cual Luis D`elía, otrora encumbrado dirigente social ahora caído en la más absoluta desgracia, afirma con despecho que no solo “no encuentra el agujero del mate" , sino que cree que el poder es hereditario y que viene solo por portación de apellido.
El gobierno del FdT tiene tiempo para lo que sea, menos para tratar los temas que verdaderamente importan a millones de argentinos, por caso la ley de alquileres. Tampoco puede ocuparse seriamente de 53,1 % del país, que según los últimos datos del Indec es pobre o indigente.
Sin embargo el presidente afirma sin ponerse colorado, que las únicas quejas que escucha es que “hay que hacer dos horas de cola para comer”, afirmación que sería cierta si la hubiera escuchado en algunos de los cientos de comedores comunitarios que existen a lo largo y ancho del país brindando alimentos a miles de argentinos sumidos en el peor de los mundos.