ALBERTO LO HIZO
Dicen que la política es el arte de lo imposible y Alberto Fernández es la muestra cabal de dicha afirmación. Sucede que así como es casi imposible contentar a todo el mundo también lo es hacer enojar a todos por igual.
Alberto lo hizo.
Tras la bravuconada de la semana pasada donde afirmó, empujado por los gobernadores quienes a su vez fueron fogoneados por su par chaqueño Coqui Capitanich, -quien no ve la hora calzarse el traje de candidato presidencial, pero hasta el momento debe contentarse con las alpargatas de gobernador- que desconocería el fallo judicial de imposible cumplimiento y que además iniciaría las acciones necesarias para desplazar a los miembros de la Corte, el presidente decidió dar marcha atrás con la medida para cumplir con la sentencia, eso sí, a su manera.
Lejos de calmar las aguas dicha decisión hizo que recibiera fuego cruzado ya que los proyectiles cargados con críticas y chicanas salieron tanto del oficialismo como de la oposición.
En el primero de los casos desde el kirchnerismo de paladar negro no dudaron en caerle de lleno al presidente a quien acusaron de ser “débil y no tener la templanza necesaria para sostener las decisiones que toma”, en tanto en la oposición no solo no aceptaron el pago con bonos , sino que además siguieron adelante con las denuncias en su contra. Es decir, Alberto va de mal en peor.
Quienes están cerca del presidente afirman que el fin de semana lejos de ser una “Noche de Paz”, Olivos fue un hervidero ya que por un lado estaban quienes empujaban al presidente no solo a mantener su decisión, sino hasta acrecentarla aún más con nuevas y altisonantes declaraciones contra los miembros de la Corte, mientras que por otro lado unos pocos fieles le pedían que evite a futuro un paso seguro por los pasillos de Comodoro Py tras convertirse en un presidente que no acata un fallo judicial emanado por el máximo tribunal de justicia de la Nación.
Finalmente, Alberto recapacitó y entre pan dulce y maní con chocolate le habría indicado Vila Ibarra, que busque una salida al berenjenal en el que se había metido.
Al enterarse de la medida muchos gobernadores levantaron su voz de queja. Sin embargo, la verdad sea dicha, los mandamás provinciales deberían dar gracias a la CSJN por el fallo, ya que el mismo sienta un severo precedente para que ningún otro presidente incluso el que está en ejercicio, se le ocurra meter mano en la coparticipación porque si nomás. El tema es que el mayor temor de muchos gobernadores es recibir el castigo supremo de parte de la jefa del FdT por no haber logrado el cometido final que –desde hace ya algún tiempo- es demonizar a los miembros de la Corte en este caso con una suerte de reclamo “federal”.
De esta forma en menos de una semana Alberto Fernández logró las más severas críticas desde el FdT, una denuncia judicial, varios pedidos de juicio político de parte de la oposición y meterse en una pelea de fondo con la Corte Suprema de Justicia que, habida cuenta de su propio peso político, Fernández no tiene ninguna chance de ganar.
Alberto lo hizo.