MIRAMAR: ASALTO TIPO COMANDO EN BARRIO LAS LOMAS. El robo armado no duró más de 30 minutos.
Tres sujetos encapuchados, totalmente vestidos de negro , utilizando guantes y armas de fuego ingresaron a una vivienda, maniataron a sus ocupantes, los encerraron y en pocos minutos se alzaron con todo lo que encontraron de valor.
Pudo haber sido una tragedia.
Ayer cerca de la medianoche cuando un vecino del barrio Las Lomas ingresaba a su domicilio fue abordado por tres personas totalmente vestidas de negro, con capuchas, guantes y armas de fuego quienes a punta de pistola ingresaron a su vivienda, donde se encontraba la madre del joven junto a su esposo, quien debido al hecho sufrió una severa descompensación.
Mientras uno de los agresores no dejaba de apuntar a la cabeza del joven, los otros procedieron a maniatar y arrojar al piso al resto de la familia para luego encerrarlos a todos en el baño y proceder en pocos minutos alzarse con cuanto elemento de valor encontraron, incluso los celulares.
Los individuos llegaron desde el arroyo que limita uno de los sectores del barrio y tras el asalto se habrían fugado por el mismo lugar amparados por la oscuridad de la noche.
Tras el aviso de lo ocurrido la policía se hizo presente en el lugar, pero no pudieron dar con los autores del robo.
Según las fuentes consultadas llamó poderosamente la atención el grado de preparación con la que actuaron los delincuentes como así también su vestimenta, a punto tal que según trascendió “solo se le veían los ojos”.
No es la primera vez que ocurre una situación así en dicho barrio. El año pasado varias personas asaltaron y golpearon a una vecina a la cual sorprendieron en el patio de su vivienda, robándole una importante cantidad de dinero. A los pocos días dos de ellos fueron detenidos.
Los vecinos afirman que la presencia de fuerzas de seguridad es escaza, más allá de la ronda de algún móvil.
Un ejemplo de estas afirmaciones es el puesto policial ubicado en el barrio, el cual se llevó adelante con aporte vecinal, se puso en funcionamiento con una guardia nocturna, pero durante la pandemia la presencia de uniformados fue retirada. El tiempo pasó y hasta el momento no hay noticias sobre su reactivación.
Preocupación vecinal
Como era de esperar la situación provocó la indignación de los vecinos de dicho barrio, tantos de los que residen en forma permanente como los que poseen una casa de segunda residencia, quienes no dejaron de manifestarse a través de las redes sociales.
Sucede que para los vecinos del barrio -que no es como habitualmente se cree un country -, “ el abandono del Ejecutivo municipal para con el lugar es alarmante”.
A excepción de una obra como la que se realizó a fin de año, que permitirá contar con agua potable a solo 59 familias, según el parte oficial, la comuna no tiene presencia alguna en el lugar.
A esto se suma que las mejoras que se realizan en el barrio cuentan inexorablemente con el aporte voluntario de los vecinos, más allá de los lógicos impuestos que todos los habitantes de la ciudad pagan o deberían pagar. Ni hablar de la presencia de una cuadrilla municipal realizando alguna tarea de mantenimiento en la zona.
Según afirman quienes viven en el lugar “cuando se rompe una luminaria de la calle, cosa indispensable si de seguridad se habla, vamos al corralón a realizar el reclamo correspondiente y luego de coleccionar comprobantes de pedido de arreglo o esperar varios meses sin resultado alguno, terminamos comprando la luminarias y pagándole a un tercero para que solucione el problema”.
Lo mismo ocurre con el mantenimiento de las calles donde difícil es ver maquinaria vial municipal realizando trabajo alguno y cuando lo realiza es porque los vecinos se organizaron y pagaron el material y -como si fuera poco- además aportan para que la comuna ponga la mano de obra.
Para muchos vecinos “la gestión del intendente Sebastián Ianantuony no tiene interés alguno en este barrio, de lo contrario no se entiende por qué ocurren estas cosas”.
Lo cierto es que la bronca y la preocupación de los vecinos fue creciendo con el correr de las horas a través de las redes sociales, a punto tal que no faltó quien llamara a “dejar de pagar impuestos municipales hasta que la comuna se haga cargo de sus obligaciones”. No es la primera vez que los vecinos amenazan con una suerte de “rebelión fiscal”, con el fin de conseguir un mínimo grado de atención de parte del Ejecutivo local.