OTRA VEZ ALBERTO…Y VAN
El camino de la política está pavimentado con una capa de cinismo y otra de hipocresía, en proporciones más o menos iguales según sea quien pavimente esa ruta. Solo así se puede comprender como el ex presidente Alberto Fernández (PJ – FdT) quien se auto percibe – palabra muy utilizada durante su mandato- como un estadista, puede permitirse el lujo de salir al ruedo con la intención de dar clases de moral, buenas costumbres y políticas de gobierno.
Que el ex presidente diga que “El Presidente argentino, hablando de ‘expansiones territoriales’, disfrazado de militar junto a una autoridad del ejército de Estados Unidos, nos llena de vergüenza como Nación”, no solo llama la atención sino que da cuenta lo rápido que olvidó su encuentro con el presidente Putín donde ofreció al país como puerta de entrada a Latinoamérica. Por no mencionar la bochornosa imagen del ex presidente “atajando” penales en Mar Chiquita o vociferando megáfono en mano en la puerta de la Casa Rosada con la intensión de calmar a los concurrentes a un velorio que su gobierno no pudo organizar.
Para el ex presidente la base de investigación China ubicada en la provincia de Neuquén, sobre la cual hay más dudas que certezas, y al cual el gobierno no puede ingresar sin permiso chino y cuyas 200 hectáreas fueron cedidas gratis por 50 años, no representa problema alguno, cosa que en verdad es al menos llamativa.
Todo este show ocurrió tras el discurso que el presidente Milei dijo en Tierra del Fuego al recibir a la comandante estadounidense que visitó Argentina como parte de las acciones de monitoreo de la base integral ubicada en la ciudad más austral del país.
Lo que busca el ex presidente con estas apariciones es tratar de mantenerse activo en la escena política nacional a cómo de lugar, de modo tal de poder afrontar con mayor fortaleza las acusaciones que pesan en su contra de la mano del caso conocido como “los Seguros de Nación”. Esto es así habida cuenta que desde el primer integrante del PJ hasta el último del kirchnerismo hace rato que le soltaron la mano al profesor de derecho y ex presidente.
Con este ardid Fernández busca permanecer vigente en la escena nacional y en caso que la causa avance y lo ponga en riesgo, poder presentarse como una “ nueva víctima de la corporación política- judicial”, estrategia más que conocida en este país.
Lo que olvida Alberto Fernández que tras el ominoso caso de La Fiesta de Olivos, su explicación, la carga de culpas sobre su pareja y el posterior arreglo económico para dar por saldado el tema, todo lo que diga será usado en su contra, ya que su persona carece de cualquier tipo de autoridad moral para levantar un dedo acusador.
Quizá el ex presidente haya olvidado el tema, pero gran parte de la ciudadanía no lo hizo y no lo hará jamás ya que resulta más que difícil mirar para otro lado en medio del dolor que la pandemia causó a miles de familias a lo largo y ancho del país, mientras el ex presidente, su mujer y sus amigos, brindaban con champangne; rompiendo las reglas que él mismo había impuesto. Por estos y otros motivos, el ex presidente -que dejó una inflación de más del 1000% en cuatro años y al 50% de la población en la pobreza o indigencia- debería guardar respetuoso silencio, mientras le pide a los dioses del Olimpo que su gestión de gobierno pase a los libros de historia sin pena ni gloria.
D.R