CÓMO FUNCIONA EL NEGOCIO DEL DÓLAR BLUE

En el mercado informal existen tres tipos de operadores: corretas, cambistas y cueveros. El precio va de la mano de la oferta y la demanda; que en muchos casos responden a medidas oficiales.

CÓMO FUNCIONA EL NEGOCIO DEL DÓLAR BLUE
El negocio del dólar blue crece con el correr de los días.

La compra de dólares es prácticamente la única forma que tienen aquellos que poseen una pequeña o mediana capacidad de ahorro en la Argentina de preservar el valor de sus dinero. Tan es así que hasta un informe oficial reveló que muchas personas que recibían planes sociales en algún momento optaron por comprar divisa extranjera
.Las sucesivas crisis económicas que golpean al país desde hace décadas hizo que nadie confíen en la moneda nacional, cómo hacerlo con una inflación en 2022 de casi 95% y una proyectada para este  año aún mayor, más allá de las poco creíbles  proyecciones oficiales que hablan de un 60% de inflación, cosa que ya a nivel regional asusta.
Ahora bien,  a la hora de comprar dólares de manera oficial como todo argentino sabe la cosa no es tan fácil debido al cepo cambiario que en definitiva tampoco logra resultado alguno.  Ante esto la sociedad buscó canales paralelos para hacerse de “los verdes”, “la lechuga” o  “los Franklin”.
Los ahorristas más sofisticados acuden al mercado bursátil, a través de operatorias conocidas como dólar MEP o contado con liquidación (CCL). Allí pueden obtener divisas sin topes y de manera legal. Pero los menos sofisticados se ven tentados por las facilidades que les ofrece el mercado informal, conocido como el dólar blue, así ello implique pasar ahorros obtenidos “en blanco” al terreno informal.
Tan rara es la relación que tiene el gobierno con el dólar blue, que cuando su precio se dispara, los funcionarios del FdT  desestiman su importancia, pero si precio baja, voceros del equipo económico no dudan en señalar el descenso a través de mensajes en off the record, mostrando así otro de los tantos dislates del gobierno encabezado por Alberto Fernández, CFK y Sergio Massa.

Cómo funciona

Dentro del segmento informal pueden encontrarse distintas funciones. Según explican, el mercado está conformado por corredores, cambistas y cueveros. Los primeros son quienes fijan el precio, que operan todo el día a través de Whatsapp o Telegram.
Como todo mercado, el del dólar informal tiene vendedores mayoristas y minoristas. A los mayoristas en la jerga se los denomina corretas y según dicen dentro del sector, en la Ciudad de Buenos Aires no hay más de siete u ocho de ellos. El resto, dicen, se fueron mudando en los últimos años a la zona norte del Gran Buenos Aires. Son quienes día a día van fijando el precio, en base a oferta y demanda.
El de los corretas es un círculo hermético, de difícil acceso. Pocos tienen sus teléfonos y para ingresar se necesitan referencias y operar montos importantes. Con una orden de compra de US$2.000 (más de $750.000), ejemplifican, no se llega a ese mercado, a no ser -claro- que se trate de un cliente ya habitual que tenga una necesidad puntual.
Según cuentan en la City, no es sencillo identificarlos, aunque hoy sí resulta más fácil reconocer cuando un corredor es minorista. Si pasan precios impares, dicen, es porque son minoristas, ya que los mayoristas hoy están pasando cotizaciones pares y con una spread de dos pesos. Por ejemplo, el precio de venta puede saltar de $376-378 a $378-380.
A partir de ellos es que empieza el mercado de voceo. Muchos minoristas siguen su referencia y fijan las cotizaciones en consecuencia. Otros, marcan dentro del sector, se guían por los precios de los portales de noticias.
Quienes conocen por dentro el mercado del dólar blue en Argentina dicen que hoy los minoristas difícilmente puedan estar operando más de US$50.000 por día.
Si bien hay quienes imaginan que el mercado informal se compone solo de aquellas cuevas que operan en el microcentro porteño o en el corazón de las grandes ciudades del interior, esto dista de ser así. Los arbolitos que susurran “cambio” en las peatonales y veredas y que luego llevan al ahorrista a una pequeña oficina de los grandes centros urbanos son apenas la punta del iceberg.
También hay corredores Y cambistas que operan en edificios de categoría, financieras, firmas de comercio exterior, casas de cambio, importadores, y hasta locales comerciales, kioscos, puestos de diarios o conserjes de hotel que aprovechan la oportunidad y montaron su negocio paralelo.

Dólar cara chica: si o no?

Según comentan dentro del sector, la “caída en desgracia” de los dólares cara chica se remonta hacia los años 2013 o 2014. Dólar cara chica es como se conoce a las series de billetes estadounidenses más antiguas, emitidas hasta 1996.
Esos billetes, por lo general, generan reparos a la hora de aceptarse en transacciones cotidianas. El motivo, suele explicarse, tiene que ver con que las nuevas versiones cuentan con medidas de seguridad que los hacen más difíciles de falsificar. Por eso es que, hoy, quien intente desprenderse de ellos puede recibir hasta un 1% menos de su valor original.
Esto implica que si la cotización de compra del dólar blue se ubica en $375, por cada dólar cara chica que entregue el ahorrista puede recibir unos $371. En un billete de US$100, significa que en lugar de recibir $37.500 obtendrá $37.100.
Sin embargo, hay quienes también recuerdan que detrás de esta diferenciación hay también una suerte de mito que se fue propagando hasta hacerse realidad. Hacia 2013 y 2014, comentan, muchos de esos dólares pasaban por la frontera hacia Bolivia y Paraguay, en donde eran sellados para verificar su autenticidad. A diferencia de lo que ocurre en Argentina, donde se usa un fibrón, esas marcas de sellos quedaban después impregnadas en el billete.
Esa preferencia por las nuevas versiones de la divisa estadounidense, que se multiplicaron especialmente en los últimos años, y no tienen esas marcas, sería otro de los factores que habrían forjado la diferenciación.

Info: BL-T.C- redacción.