MAR DEL SUD: CUANDO LA DESIDIA MATA
Una ambulancia que concurrió a buscar a un vecino con insuficiencia respiratoria se encajó en el barro. Tras media hora de trabajo el chófer y el hijo de la víctima pudieron sacarla del atolladero. Una hora y media después el hombre ingresó a la clínica Mitre, pero falleció en terapia.
A tres días de una marcha realizada por los vecinos de Mar del Sud vinculada al deplorable estado en que se encuentran las calles de la localidad, finalmente pasó lo que muchos temían que iba a pasar algún día: una persona falleció debido a las contingencias que tuvo que afrontar la ambulancia que fue en su ayuda para salir del lugar y llevar a la víctima hasta una clínica.
Según trascendió por las redes sociales en virtud de la explicación que el propio hijo de la víctima dio, el hecho ocurrió en la madrugada de hoy jueves cuando alrededor de las 4 de madrugada un vecino de dicha localidad se comunica con la sala de primeros auxilios solicitando una ambulancia ya que su padre sufría de una insuficiencia respiratoria.
Tras 20 minutos de espera y luego de subir al paciente a la ambulancia para partir raudamente hacia Miramar en busca de asistencia médica, el vehículo de auxilio se quedó encajado en el barro, más precisamente en la calle 90, entre 45 y 47.
Tanto el conductor de la ambulancia como el hijo del hombre enfermo lucharon durante casi media hora para salir del atolladero, cosa que lograron una vez que el hijo de la persona enferma enganchó su propio vehículo a la ambulancia y la sacó de allí a remolque.
Mientras todo esto ocurría la enfermera dentro de la ambulancia realizaba intensos esfuerzos por estabilizar al enfermo.
Luego de todo este periplo, finalmente el hombre en cuestión ingresó a la clínica Mitre a las 5,30 de la mañana, es decir más de una hora y media después del pedido de auxilio.
Lamentablemente el vecino de Mar del Sud falleció en terapia intensiva.
Prioridades
Como era de esperar la indignación de los vecinos de dicha localidad corrió como reguero de pólvora tras tomar conocimiento de lo sucedido; más aún cuando el hecho en cuestión afectó a una de las familias cuyos integrantes más bregan por cuestiones que hacen a mejorar la vida de todos los que allí habitan.
Ahora seguramente llegará el tiempo de los reproches, de la búsqueda de responsables o como es habitual en estos casos deslindar culpas o cargarlas sobre terceros. Lo que seguramente no pasará es que alguien se haga responsable por estado de los caminos y de los problemas que desde hace muchos años esto genera a quienes viven en Mar del Sud.
Quizá y solo quizá, si se destinarán los escasos fondos existentes a cuestiones verdaderamente importantes, si se escuchará a quienes viven en la zona y batallan a diario con estas contingencias, si cada uno se ocupara de sus obligaciones todo el año, no solo durante la temporada estival, quizá y solo quizá hechos como este se podrían evitar.
Ahora seguramente también, llegará el tiempo de las excusas entre las que no faltarán: “el difícil momento que atravesamos”, “las lluvias”, “el cambio climático”, “el aumento de la población”, “ la baja en la recaudación” y el infaltable "ajuste del gobierno nacional” (que nadie desconoce, pero que no es motivo para no hacerse cargo de lo imprescindible), cualquier cosa vendrá bien para justificar lo injustificable, todo servirá para mirar para otro lado y tratar de ocultar lo que para muchos es solo ineficiencia .
Lo peor del caso es que el tema no es nuevo. No ocurrió por las intensas lluvias de los últimos días -que si bien pueden haber empeorado la situación, no son el motivo central del mismo- sino que viene ocurriendo desde hace muchos, muchos años, razón por la cual los vecinos no dejan de reclamar .
Fuentes cercanas al caso afirmaron que la delegada municipal de Mar del Sur y otro funcionario municipal, les indicaron a los vecinos que marcharon el lunes pasado a la sede municipal en esa localidad en reclamo por el estado de las calles, que la municipalidad cuenta con “una máquina y media”(Sic) para realizar estos trabajos viales en el distrito” y que “es imposible colocar estabilizante en las calles porque a la empresa que lo provee se le adeudan $ 80 millones”.
Emergencia
El miércoles pasado en la última sesión del Concejo Deliberante; es decir menos de 24 horas antes de tan lamentable suceso; parte de la oposición presentó un proyecto de resolución para declarar la emergencia vial en todo el distrito por un año, de modo tal de que el Ejecutivo local pueda disponer de las partidas necesarias para hacer frente a la reparación de las calles y caminos habida cuenta del estado en que se encuentran y la falta de mantenimiento de los mismos con el consiguiente perjuicio que esto casusa a quienes viven en dichas zonas.
La iniciativa pasó a comisión y es de esperar que sea tratada y aprobada a la brevedad, claro está, si el término “emergencia” no hiere susceptibilidades como ya pasó.
Más allá de estas cuestiones, de los lamentos, de la búsqueda de responsables de tanto abandono a lo largo de los años, de las promesas que seguramente ahora caerán como maná del cielo, lo cierto es que ninguna de estas acciones devolverá la vida del vecino, que tal vez, y solo tal vez, con un camino en condiciones -cosa que a estas alturas del siglo XXI no es mucho pedir- , hubiera tenido un desenlace favorable.
Así, una vez más queda en claro que una cosa es el Estado presente en las palabras y otro en las cosas que verdaderamente importan, donde a la vista está ausente o al menos no cuenta con asistencia perfecta, ya que de ser así nadie podría decir sin temor a equivocarse que la corrupción y la desidia matan.
D.R