ANTÓN PIRULERO POLITICO
Mientras el presidente Alberto Fernández recorre provincias firmando convenios intrascendentes o de dudosa concreción y utilidad pero de rimbombantes nombres; la vicepresidente Cristina Fernández continúa enfrascada en hacer frente a sus cuestiones judiciales utilizando para eso su despacho del Senado como oficina particular sin miramientos y el ministro de Economía –tercer miembro del consorcio gobernante- va creando distintas clases de dólares con la intención de acercar reservas al Banco Central, pero sin poder contener la inflación, en el país se desarrollan a diario nuevos y viejos conflictos que nadie atiende, pero muchos padecen.
Así las cosas, mientras los principales referentes del FdT juegan a una suerte de Antón Pirulero político, donde cada cual atiende su juego para evitar tener una prenda, una condena o una caída aún mayor en sus índices de popularidad, el 45,3 por ciento de la población es pobre o indigente, la inflación se acerca a los tres dígitos y la violencia es moneda corriente por cualquier motivo y en cualquier lugar, a punto tal que la consigna oficial parece ser la futbolera "siga, siga" y el tan mentado "Estado protector" brilla por su ausencia permitiendo el "vale todo".
A esto se suma que no pocos dirigentes de la coalición gobernante no dejan de pregonar en cada escenario al que suben la necesidad de “sumar más y nuevos derechos”, como si ese slogan por si solo abriera las puertas a la felicidad y solucionara problemas per se .
La idea no estaría mal, si al menos se cumplieran los derechos que están en vigencia en la tan mentada y más vapuleada Constitución Nacional. Nadie en su sano juicio puede creer que las cosas en el país funcionan s niveles escandinavos y por lo tanto es un buen momento para pensar nuevos derechos para elevar más aún la altísima calidad de vida que registra la población argentina. Nada más lejano a realidad.
De qué sirven pregonar “más y nuevos derechos” si no se cumplen con los existentes, por caso derecho a la vivienda, a la salud, a la seguridad o el más básico de todos: a la alimentación, siendo que cuatro de cada diez niños no comen las cuatro comidas todos los días y 4 millones de personas son indigentes.
Entonces la pregunta que cabe hacer es cuál es el objetivo de pregonar “más y nuevos derechos o decir "donde hay un necesidad hay un derecho”, pero no hablar jamás de esfuerzo, trabajo, cumplimiento, honestidad, responsabilidad, dedicación, mérito. Será porque en caso de hablar de estos temas quedaría al descubierto que nada se cumple o al menos no como corresponde?
Será que algunos dirigentes creen que es más fácil prometer lo que a sabiendas difícilmente se pueda cumplir; que cumplir lo que ya está establecido, cosa que además es rápidamente comprobable si no se hace.
Este es el modelo elegido? Un país donde todo vale, donde gana el más cojudo, como los hinchas de Talleres desalojando un piquete a los tiros y los piqueteros pidiendo la gritos presencia policíal para que ponga orden, la misma policía a la que habitualmente rechazan. Mejor ejemplo que este del desquicio general reinante no hay.
Por eso es momento que los integrantes del famoso "círculo rojo" miren más allá de su ombligo y la sociedad en su conjunto piense hasta cuándo el conflicto eterno será la forma diaria de vivir y de gobernar, ya que son las autoridades de turno, sean del signo que sean, las que marcan el camino a seguir y a todas luces el que eligieron conduce al más profundo de los abismos.
D.R