CADA VEZ SON MÁS LAS EMPRESAS QUE DEJAN EL PAÍS. El plan "vamos viendo" del gobierno jueganen contra de cualquier inversión.
Desde que asumió Alberto Fernández, más de una docena de empresas dejaron el país. Afirman que la falta de reglas claras y la inflación desbocada no les permite proyectar en el tiempo.
La empresa italiana Enel, a cargo de la concesión de la distribuidora eléctrica Edesur, se suma a una larga lista de compañías que en los últimos años decidieron irse de la Argentina. Desde Falabella a la aerolínea Latam y desde la fabricante de celulares Brightstar hasta el supermercado Walmart, sucede que al momento de reconsiderar sus negocios las empresas multinacionales optaron por irse de la Argentina.
Las razones son varias. Falta de previsibilidad, cambio constante de las reglas de juego, débil seguridad jurídica, alta inflación, restricciones a las importaciones e imposibilidad de girar divisas al exterior son algunas de las explicaciones que dan los empresarios cuando explican la falta de clima de negocios en el país.
Los sectores alcanzados por esta situación son transversales. Desde las aerolíneas Latam o Norwegian, a los autopartistas Axalta y PPG. Desde las farmacéuticas Hepatalgina, Pierre Fabre, Gerresheimer y Eli Lilly, hasta las energéticas Enel o Sinopec.
La Argentina tiene el mismo producto bruto interno (PBI) que hace 10 años. En este periodo, además, la inflación pasó de niveles del 25% a alcanzar los tres dígitos en los próximos meses. La pobreza e indigencia se mantiene cercana al 45 % de la población, mientras que la pobreza infantil es del 50%.
Sin embargo, el factor que más desvela a los empresarios es la falta de previsibilidad. En agosto de 2020, el Gobierno sorprendió un viernes a la noche con el anuncio de que las empresas de telecomunicaciones pasaban a ser un sector regulado y que los aumentos de tarifas iban a estar fijados por el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom). A los pocos días, a su vez, se decretó un congelamiento de las tarifas hasta fin de año.
Las grandes empresas de telecomunicaciones lograron avanzar igual con el aumento de tarifas, gracias a medidas cautelares de la Justicia, pero mientras tanto, las pequeñas empresas de internet, telefonía y TV por cable dependen del Enacom para ajustar sus tarifas, lo que genera una brecha de ingresos entre unas y otras.
Lo que ocurre en el sector de telecomunicaciones se repite en otras industrias, donde las empresas que tienen más espalda para protestar y demandar logran mayores beneficios, a costa de una inversión en tiempo y recursos que podrían enfocarse a mejorar la productividad.