UN DEMÓCRATA
Cuando uno escucha al dirigente piquetero Eduardo Beliboni decir que quiere que al gobierno del electo presidente Javier MIlei, quien aún no asumió “le vaya muy mal”, lo primero que viene a la mente es el refrán que reza “la inteligencia humana tiene límites, pero la estupidez es ilimitada”.
Como si esto fuera poco, para fundamentar semejante afirmación el líder piquetero afirma que “si uno ve que el piloto de un avión va a estrellarlo contra las Torres Gemelas, alguien tiene que sacarle el avión”. Es verdad aunque Ud. no lo crea.
Dichas afirmaciones, además de ser lamentables por lo que el ataque a las Torres Gemelas significó, presenta un alto contenido de sentir antidemocrático, ya que la calificación de piloto inepto depende exclusivamente de la visión de quien entre sus mayores logros se encuentran acampes de cientos de personas en la avenida 9 de Julio con niños durmiendo sobre un manta en el piso, o cómo olvidar, la quita de parte de los subsidios que sus representados perciben , a modo de “colaboración” para engrosar las arcas de una causa cuyo único fin parece ser el de mantener las cosas sin cambio alguno.
Lo que olvida decir Beliboni es que a diferencia suya que representa a solo unos miles de personas caídas en la mayor de las desgracias, el piloto al él que hace referencia obtuvo en elecciones libres el aval del 56 por ciento de la población del país, nada más ni nada menos que 14 millones de votos. Una diferencia que en su fuerte autoritarismo, el líder piquetero elige no ver ya que la verdad está solo en sus manos.
Otro dicho que tras las afirmaciones de Beliboni se presenta inmediatamente en el inconsciente es aquel que indica “cuanto peor , mejor”. Sucede que al parecer para un gerente de la pobreza no hay nada mejor que el sufrimiento generalizado de la población ya que así mantendrá su metro cuadrado de poder dejando de lado la tan mentada “movilidad social ascendente”, que en este caso sería la perdición del líder piquetero ya que de ocurrir, se quedaría sin buena parte de sus acólitos.
Nadie en su sano juicio puede pensar que si a un gobierno le va mal, al pueblo le va mejor. Siguiendo con el mismo ejemplo del líder piquetero, decir esto es como indicar que “si al piloto del avión le va muy mal en pleno vuelo o al aterrizar, a los pasajeros les irá de perillas aunque viajen todos en la misma nave·”. Tan grande es la ridiculez de esa afirmación que no hace falta explicarla.
Quizás Beliboni se capacita en cuestiones democráticas en la misma academia donde lo hizo un conocido ex integrante de un trio cómico hoy devenido en opinador oficial.
Otros que parecen haber despertado de un letargo de cuatro años, son los Gordos de la CGT. Sucede que los capitostes de la central sindical ahora aparecen preocupados por los derechos de los trabajadores, cuando a decir verdad su temor radica en perder los privilegios adquiridos a lo largo de varias décadas al frente de distintos sindicatos.
De ser cierto que les preocupa la situación de sus afiliados, no se entiende por qué a lo largo de cuatro largos años, no levantaron su voz de queja y si lo hicieron, fue con una tibieza sorprendente habida cuenta de la rapidez innata que tienen a la hora de enfrentar gobiernos que a su entender atentan contra la dignidad del pueblo, la cual la verdad sea dicha viene siendo pisoteada desde larga data.
No es intención de estas líneas defender la gestión del presidente electo, más aún porque justamente aún no comenzó su mandato, pero no es posible que quienes piensen distinto agiten fantasmas del pasado que ninguna persona quiere volver a vivir y menos si estos son empujados por personajes cuyo accionar despierta al menos cierto reparo en buena parte de la población, que obviamente no eligió ni a la CGT ni al Polo Obrero para conducir los destinos de un país por los próximos cuatro años, mal que a ellos les caiga.
D.R.