PJ/KIRCHNERISMO: UN CALDERO DONDE SE COCINAN ALIANZAS Y TRAICIONES

PJ/KIRCHNERISMO: UN CALDERO DONDE SE COCINAN ALIANZAS Y TRAICIONES
Cristina Kirchner aún maneja el fuego del caldero donde se cocina el Pj/K

El  Pj/kirchnerismo pasa su peor momento; no solo por las acciones que se le achacan al ex presidente Alberto Fernández, quien a decir verdad desde hace un largo tiempo nadie tiene en cuenta como un dirigente de peso en dicho partido, sino también por la convulsión interna que se registra en esas filas habida cuenta de la falta de un líder que pueda reagrupar la tropa sin quedar pegado con ninguno de los actores que formaron parte del elenco que puso en escena una obra que luego de cuatro años terminó fuera de cartel de la peor manera.
Quienes siguen de cerca el devenir del Pj/K afirman estar más que preocupados por el camino que transitan en la actualidad y más aún por el que deberán salvar de caras a las elecciones legislativas del próximo año y ni que hablar de las presidenciales del 2027, aunque en la Argentina pensar a largo plazo es casi un ejercicio de ficción.
Más allá de Alberto Fernández y su cachondeo con algunas damas ya sea tanto en Olivos, como en la Casa Rosada o el escándalo de los seguros  -que ahora empieza a salpicar no solo a encumbrados funcionarios  que tras dejar el gobierno nacional consiguieron rápido conchabo al lado del gobernador Kicillof  sino también a un ex ministro y candidato presidencial a quien tiempo atrás algunos intendentes cantaban loas  cada vez que el otrora superministro anunciaba una medida económica - la preocupación  que reina hoy en muchos de los armadores de ese partido es que “no hay nadie en torno de quien poder armar algo sin que alguno levante su voz de queja”, según indicó un antiguo conocedor de esos menesteres.
Un punto aparte merece el hecho que  da cuenta  que algunos dirigentes del Pj/K rápidamente salieron a criticar al ex presidente por  el caso de violencia de género y sus actividades fuera de agenda en la casa de gobierno, cosa por demás necesaria, pero ninguno de ellos dijo nada contundente  respecto al caso conocido como “el escándalo de los seguros” que también involucra al ex presidente ; lo que indica que al parecer  el tema de la corrupción no es algo que preocupe sobremanera en las filas de dicho partido o al menos no a todos sus dirigentes.

Lavar la camiseta

 Muchos en el Pj afirman que ultimamente la fuerza tiene tantos problemas que "como dijo Sergio (Massa) una vez: no nos entra un quilombo más”.  Y no es para menos,  basta recordar el affaire de Insaurralde, el manejo de fondos por parte de las organizaciones sociales afines al gobierno, las elecciones en Venezuela, el caso de los seguros, los beboteos de las amigas de Alberto en La Rosada y la violencia física contra la ex primera dama que no para de ventilar problemas maritales que al parecer terminarán siendo cuestiones de Estado.
En el viejo  Pj  algunos apoyan la idea que indica que "hay que arrancar de cero", formar un equipo con nuevos jugadores, lavar la camiseta  y salir otra vez a la cancha a enamorar a la tribuna. Sin embargo el problema con que se encuentran es que los jugadores que aparecen en la lista de candidatos a jugar en primera son siempre los mismos y por eso resulta  muy difícil pensar en una renovación.
Así las cosas,  quienes impulsan esa idea aseguran que " los muchachos del partido bancan cualquier cosa, lo que sea, si hasta lo bancaron a Alberto pensando que iba a ser el presidente del año,  cuando cualquiera  sabía que nació para ser segundo; pero como fue decisión de la doctora ponerlo ahí, se lo militó y así nos fue". "A eso hay que sumar que  también está el resto de la gente que no es del PJ que a veces nos acompaña pero no come vidrio y a esos también hay que tenerlos en cuenta, porque de lo contrario buscan calor en otros brazos”.
Más allá de estas consideraciones el mayor problema que tiene “el equipo” no es  la falta de nuevos jugadores, sino que nadie se anima a decirle a la directora técnica, en este caso CFK, que tiene que dar un paso al costado, dejar de dirigir el cuadro y en todo caso convertirse en un faro de consulta, pero nada más.
Para muchos dirigentes del peronismo el tiempo de de Cristina como lider indiscutida ya fue, pero nadie quiere poner el cuerpo para decir eso, o como dijo un viejo operador "Nadie quiere ser cabeza de turco. Decir eso es firmar tu propio certificado de defunción política. Imaginate a dónde te manda Cristina si le vas a decir que es momento de quedarse en su casa perdiendo centralidad con lo que le gusta eso? No hay que olvidar nunca que sigue teniendo poder y algunos creen que es sagrada".
En cuanto a quién puede ser el capitán del equipo el problema que enfrentan  es que en su mayoría todos los jugadores  abrazaron  las ideas del kirchnerismo o fueron parte La Cámpora, por lo cual les resulta muy difícil despegarse si eso es lo que se pretende.
Así es cómo algunos se preguntan cómo hará Axel Kicillof , hijo predilecto de CFK a la hora de hablar de política, para abandonar ese regazo ?. Cómo hará  el gobernador de  la provincia más rica y más desigual del país, para poner en el bolso del olvido su paso por el ministerio de Economía en épocas de Cristina? Y esto sin pensar en renegar de su pasado,  sino solo disimular algunos aspectos, para no quedar como integrante del equipo  al que todos llaman  “más de lo mismo”.
Ahora bien, no solo Kicillof -que al parecer es número puesto para llevar la banda en el brazo-  está en esa disyuntiva, sino que también le pasa lo mismo a muchos gobernadores que buscan subirse al carro de la nueva conducción y armado partidario pero no les da el piné, ni el archivo, por caso el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela,  quien presentó la nueva Constitución provincial en un acto al que asistió el gobernador  de Buenos Aires, a quien muchos le aconsejaron que no fuera  ya que todos sabían lo que iba a pasar: en la foto apareció Fernando Espinoza, el intendente de La Matanza  procesado por abuso sexual, a quien nadie del Pj/K  salió a defenestrar con fuerza,  por obvias razones de peso electoral, pero que de todas formas  es una piedra en el zapato de cualquier dirigente que se precie.
Así las cosas,  las filas de uno de los partidos más fuertes del país se convirtieron es un caldero  donde se cocinan a fuego lento alianzas y traiciones en procura de recuperar el protagonismo perdido.

D.R