MÁS DUDAS QUE CERTEZA EN LA PRÓXIMA CAMPAÑA DE TRIGO
La falta de humedad en los suelos y el valor de los insumos, suman interrogantes entre los productores.
Mientras los técnicos del Ministerio de Economía de la nación trabajan en secreto en un plan para hacer frente a los problemas que pueda acarrear la próxima campaña cerealera, el agua, las semillas y el financiamiento serán solo alguno de los desafíos a los cuales deberán hacer frente quienes decidan apostar al trigo durante la campaña 2023/24, según explicaron los analistas Emilce Terré y Bruno Ferrari de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
“En mayo se dará inicio a un nuevo ciclo de siembras de trigo, puntapié inicial de una cosecha de cuyo éxito dependerá no sólo una rápida salida a la peor campaña en 2 décadas para la cadena agroindustrial, sino también la recuperación de la balanza comercial externo argentina″, indicaron los expertos.
Si bien la necesidad económica alienta la intención del productor de sembrar trigo, 3tres desafíos se presentan como “potenciales limitantes”: la reserva de humedad en el suelo, el financiamiento que permita asegurar el paquete tecnológico que el cultivo requiere para expresar su máximo potencial de rendimiento y la disponibilidad de semilla en cantidad y calidad suficiente.
En relación con las recargas de humedad de suelo, pese a los pronósticos que indicaban que a partir del otoño se destrababan las precipitaciones, éstas no han alcanzado en milímetros y cobertura para satisfacer el agudo déficit hídrico, según señaló la entidad santafesina.
La zona del norte bonaerense, epicentro de la sequía, exhibía al 20 de abril un faltante de lluvias importante, más de 50 milímetros (mm) por debajo de la media histórica.
La segunda limitante hace referencia a las necesidades de financiamiento del sector, que dependen mayormente del costo de los insumos y del área a sembrar.
Los especialistas afirman que en relación con la primera variable, los precios de los principales fertilizantes nitrogenados se han desinflado fuertemente con respecto a los que prevalecían un mes atrás. Una mayor oferta disponible en relación con una demanda muy cautelosa ha llevado la relación insumo-producto para el trigo a su nivel más bajo de los últimos 4 años hacia fines de marzo.
Respecto del área total a sembrar, la BCR advirtió que “la incertidumbre está presente”, ya que a la necesidad económica del productor se contraponen las mencionadas limitantes en el perfil de humedad de suelo, y la disponibilidad de fondos para maximizar el paquete tecnológico que permita expresar el mejor potencial de rinde posible.
“Mirando la historia reciente, si se deja de lado el desembolso necesario para sembrar la campaña 2022/23, fatídica en cuanto al alto valor de los insumos que se combinó con una muy baja productividad, se puede ver que en los 5 ciclos precedentes el productor argentino necesitó, en promedio, más de US$1.800 millones para sembrar trigo”, recordaron desde la BCR.
Finalmente, con relación a la disponibilidad de semilla, la especialista Miriam Arango del INTA Oliveros explicó que, pese a los temores iniciales por el estrés al que ha sido sometido el cultivo en el ciclo previo, los resultados preliminares reportados por la Asociación de Laboratorios Privados (ALAP), así como el INTA y otros laboratorios de universidades públicas del país, apuntan a “un buen poder germinativo, del orden del 95% al 96%, y sin incidencia de patógenos”.