EL RELATO SIN FIN...
Cuando Ofelia se encuentra con Hamlet dice: “ Que tristeza haber visto lo que vi y ver lo que estoy viendo”. Quizás esta misma frase haya pasado por la cabeza de una turista que hace unas semanas contó a través de sus redes sociales las peripecias por las que tuvo que atravesar para trasladarse de un lado a otro de la ciudad con su hija en sillas de ruedas por las calles de Miramar.
Según afirmó la mujer “después de haber venido toda una vida a Miramar, primero con amigos, después con mis hijas, creo que me toca despedirme de lo que siempre fue mi lugar en el mundo”. “Tengo 3 hijas ,una de ellas está en sillas de rueda”.
A continuación agrega “siento dolor y vergüenza porque siendo 2025 no puedo circular por sus calles con su sillita”.” La mujer cuenta que se alojó en un hotel en la 13 y la 20 “y llegar al centro es una travesía imposible de lograr, razón por la cual solo le queda ir por la calle esquivando vehículos y rogando que nos vean ya que la iluminación no abunda”.
Por último y tras afirmar que “es inentendible, doloroso y genera mucha impotencia que tenga que finalmente tomar la decisión después de 30 años de no volver”, la turista se pregunta si “no cree el intendente que es imprescindible una ciudad accesible?”.
Lo cierto es que en algunas calles de la ciudad hay rampas destinadas a personas con problemas de movilidad, pero no es la regla general y muchas veces se pueden ver autos pertenecientes a desaprensivos conductores estacionados frente a las mismas -como ocurre en la puerta de un conocido supermercado ubicado en una esquina a unos cien metros de la comuna-, donde no se ve un inspector de tránsito haciendo su tarea, pero si se los ve muy atareados controlando el estacionamiento medido que solo se aplica con fines recaudatorios tres meses al año.
A esto se suma la queja de muchos propietarios de segunda residencia que según afirman hace más de una década llegan a veranear a Miramar y no dejan de asombrarse por el crecimiento del distrito en lo que a población se refiere y por el abandono del mismo en cuanto a limpieza, mantenimiento de calles , seguridad, iluminación y demás cuestiones propias de la vida de una localidad que al parecer solo recibe esmerada atención en algunos sectores céntricos tres meses al año.
Lo que le sucedió a la turista que por estas horas analiza si volver o no a la localidad en virtud del destrato recibido, esta ligado al habitual relato al que los integrantes de buena parte de la clase política están acostumbrados a utilizar para justificar sus actos o explicar lo inexplicable.
El relato sin fin
En este campo sin lugar a dudas los integrantes del kircherismo, Frente de Todos o Unión por la Patria llevan la delantera ya que sobran los ejemplos que dan cuenta que no dudan en manosear la realidad y hasta la historia para acomodarla a sus necesidades , basta sino con mencionar la decisión del ex presidente Néstor Kirchner de no mencionar a Raúl Alfonsín en un famoso discurso, como si el ex mandatario radical nada hubiera tenido nada que ver en la decisión de llevar a juicios a los militares responsables de los peores momentos de la historia reciente del país. Nada importa a la hora de construir un relato que beneficie a la causa o necesidades políticas del momento.
Pero no solo a nivel nacional se aplica la teoría del relato, lo mismo ocurre en muchos municipios y Miramar no podía ser la excepción.
Un sencillo ejemplo de esto son los carteles que la municipalidad coloca en las playas, o al menos en algunas, donde se indica no solo un número de emergencias, el significado de las distintas banderas que ondean dando cuenta del estado del mar, sino también y aquí viene lo llamativo, una serie de “normas de convivencia” entre las que se encuentran por caso la prohibición de bajar con animales (a la playa) pescar, los juegos de pelota y el consumo de bebida alcohólicas , reglas que muy pocos cumplen y como era de esperar las autoridades municipales que las pregonan no las hacen cumplir.
La cuestión no es si está bien o no que la gente concurra con sus perros a la playa, que juegue a la pelota o tomé una cerveza, esa es otra discusión, sino el hecho de que quien promueve estas normas no controle su cumplimiento, pero sin embargo las indique como verdad revelada cuando a la vista está que decenas de personas están con sus perros - con y sin correa- en la playa, cuando jugar a la pelota en la arena es tan habitual como comer churros y, tomar una cerveza a o un trago es más que común basta solo con revisar algunas de las conservadoras con las que algunos bañistas concurren a la playa o simplemente darse una vuelta por la costa para comprobar dicha situación. Puro relato.
Ni que hablar del arreglo del natatorio municipal que llevará a cabo el gobierno provincial y del que no se conoce por qué llegó a esa situación, cuánto costará el arreglo, empresa que lo hará y cuándo comenzarán las obras. Lo mismo ocurre con la cancha de hockey o el Parque Industrial. Sin mencionar el barrio el Corralón que debió ser entregado antes del cambio presidencial.
Relato 4 – Realidad 0
Gratis?
Otro relato de proporciones bíblicas es la promoción que oficialmente se hace tanto desde el gobierno provincial como de la comuna, del parador Recreo.
Aquí se da cuenta de una serie de actividades gratuitas que se llevan a cabo en el lugar, cosa que es absolutamente cierta –mentira sería negarlo- ya que nadie debe abonar en forma directa en el lugar un solo peso para disfrutar de las mismas mas allá de la propaganda del gobierno de turno ya que como dijo el mandamás provincial “Sin Estado no hay verano”, olvidando los miles de bonaerenses que viajan a disfrutar de las bondades de otras provincias o incluso fuera del país por caso Brasil (entre ellos al parecer un alto funcionario de una localidad turística de la costa atlántica muy cercana a Mar del Plata donde justamente el gobernador lanzó la presente temporada estival y el plan de Sol a Sol, y parador Recreo ) sin que los respectivos gobernadores se adjudiquen el solaz esparcimiento de los visitantes.
Lo que no se dice oficialmente es que el funcionamiento del parador en cuestión lo pagan todos los contribuyentes bonaerenses con sus impuestos, incluso aquellos que no solo no salen de vacaciones, sino que no tienen agua corriente, menos aún cloacas, por no hablar de gas natural. Peor aún, el funcionamiento del parador Recreo con el cual el gobierno provincial se promociona, lo pagan también aquellos que luchan a diario para llevar un plato de comida a su casa, aquellos que viven en un asentamiento dentro de una casilla de chapa y madera y hasta la nena de unos 9 o 10 años que todos los días pasa con una bolsita de tela vendiendo medias por algunos balnearios de la zona norte de Miramar para ayudar con la economía familiar.
Por su puesto que la pobreza que recae sobre buena parte de los habitantes de la provincia de Buenos Aires no es responsabilidad absoluta del actual gobernador. Eso es verdad, como también lo es que desde 1983 a la fecha el partido al cual pertenece el titular del Ejecutivo provincial gobernó la misma durante más de 30 años. Es más, no se debe olvidar que quien ocupa el sillón más importante de la provincia, fue ministro de Economía durante una parte de la “década ganada”, donde muchos se erigieron en defensores de los pobres para sostener o aumentar sus riquezas , mientras el ministro prefería no conocer los índices de pobreza para no estigmatizar a la población.
Dicho en buen romance, estas acciones parecen destinadas a politizar la ignorancia y transformarla en una consigna; ya que nada atrasa más que la promulgación de derechos infinitos sin obligaciones.
Así las cosas la cantidad de ejemplos vinculados al divorcio entre la realidad y el relato son tan largos como la esperanza de muchos argentinos, que es lo que usan para consolarse eternamente cuando saben que algo no llegará.
Hay más…
Otra de las cosas que formar parte del relato en la municipalidad de Miramar son buena parte de las acciones oficiales que se presentan como grandes logros cuando en realidad son cuestiones propias de la función o anuncios de los cuales nunca más se sabe nada, por caso la instalación de una empresa láctea en el Parque Industrial al cual el Ejecutivo le vendió un terreno, operación que luego fue cuestionada por el Tribunal de Cuentas de la provincia.
Vale mencionar también el estado de las calles de la ciudad y el trabajo que sobre ellas se realiza a punto tal que en un conocido barrio la ciudad con calles de tierra, en los últimos seis años las máquinas viales del municipio pasaron solo dos veces. En una de ellas, el arreglo de un sector lo pagaron los vecinos quienes compraron los materiales necesarios. La segunda vez fue durante la campaña electoral del año pasado.
A esto se agrega que ya sea porque las autoridades entiendan que todo marcha sobre ruedas o porque en verdad no tienen cómo explicar muchas de las acciones que impulsan o la falta de las mismas, desde la comuna se prefiere hacer silencio sepulcral sobre aquellos temas que no son de su interes, o -en todo caso - elegir cuidadosamente el interlocutor ya que al parecer en el palacio municipal a muchos no les gusta las preguntas porque quizás entienden que preguntar es desobedecer.
D.R