FUERTE CRISIS EN LA ACTIVIDAD PESQUERA NACIONAL
La estabilidad cambiaria en un contexto de suba de costos en pesos y alta presión tributaria golpea duramente a las actividades vinculadas a la exportación.
La industria pesquera argentina atraviesa la peor crisis de los últimos 40 años. Los datos se fundamentan en un estudio de la Fundación Latinoamericana de Sostenibilidad Pesquera (FULASP) en referencia a la gravísima situación que viene atravesando el sector en el último año.
Afirman que el proceso de extracción y procesamiento ya es más costoso que las ganancias y que 9 de las 10 principales especies de captura muestran un crítico escenario estructural.
Según el informe del organismo internacional, la industria pesquera argentina se encuentra sumida en una crisis sin precedentes, resultado de una confluencia de factores económicos, políticos y sociales que han erosionado su sostenibilidad y rentabilidad.
Los altos costos tributarios, el aumento del derecho único de exportación, así como los incrementos en los costos logísticos, salariales y previsionales están llevando a la quiebra a un sector que exporta US$2.000 millones al año y que emplea a más de 40.000 trabajadores.
A esto se le suma la crisis del mercado mundial, marcado por las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania, indicadores inflacionarios en los países compradores de productos, la continuidad de medidas restrictivas que se instalaron en el mercado asiático a partir de la pandemia por el covid 19, el significativo descenso de la demanda y la caída en los precios; sumado a la competencia que genera la acuicultura.
Al mismo tiempo, el trabajo de la FULASP destaca que, a nivel nacional, la política cambiaria de los últimos 14 meses ha terminado de echar por tierra las aspiraciones de crecimiento de los diferentes eslabones de la pesca industrial argentina.
En 2024, el tipo de cambio oficial aumentó aproximadamente un 27,5%, pasando de $808,45 a fines de 2023 a $1.031 en diciembre de 2024.
Por su parte, el dólar contado con liquidación (CCL) registró una variación anual del 18,5%, incrementándose desde $1.040 a fines de 2023 hasta $1.215 en diciembre de 2024.
En ese marco, los datos muestran que, desde fines de 2023, el dólar “blend” o dólar “exportación”, que utiliza la industria pesquera para realizar sus operaciones (se compone en un 80% por el dólar oficial y un 20% por el dólar contado con liquidación) tuvo una variación promedio ponderada de +25 % quedando exactamente un 93% por debajo de la inflación interanual del mismo periodo, que fue, en general, del 118%, generando pérdidas a la industria en cuestión.
Ese atraso cambiario encarece en pesos insumos como combustibles, repuestos y salarios, achicando márgenes y explica gran parte de las pérdidas actuales. A modo de ejemplo, un barco que en 2018 tenía 20% de rentabilidad, en 2024 operó con 21% de pérdida por viaje debido a esta combinación de menores precios y costos disparados. El estudio observa que entre junio y noviembre de 2024, los costos de operar un buque fresquero subieron tanto (indexados por inflación y ajustes) que las pérdidas semanales pasaron de $5 millones a más de $20 millones. Esta escalada de costos fijos y variables asfixia a las empresas, que no pueden trasladarla a precios de venta.
A su vez, los valores de exportación de las principales especies (merluza, calamar, langostino) también descendieron, reduciendo la rentabilidad. En noviembre de 2024 el kilo de merluza se pagaba $600 frente a $700 en junio, una baja agravada por la menor demanda global. Incluso en el mercado interno, la sobreoferta y menor consumo llevaron el precio de la merluza a apenas US$$0,66 por kilogramo, insuficiente para cubrir costos.
Info: M.O