ESTILO MILEI

ESTILO MILEI

 

Nadie puede decir que el presidente Javier Milei  traicionó su estilo o defraudó a propios y extraños con su discurso en la apertura de la Asamblea Legislativa. Muy por el contrario, el titular del Ejecutivo nacional reafirmó el contrato electoral que hizo con el 56% de los votantes que lo eligieron para hacer lo que dijo que haría y está haciendo, mal que le pese a muchos integrantes de la política nacional, el sindicalismo y el empresariado acostumbrado a cobijarse bajo las mantas del Estado.
Alguien pensó siquiera, que el presidente iba a realizar un discurso floreado, lleno de eufemismos o  sencillamente informativo?   De ser así, quien lo haya hecho no solo no conoce la retórica del presidente –con la cual se puede estar de acuerdo o no- sino que mucho peor no entiende que en verdad “el peluca” está convencido de lo que hace y lo que tiene que hacer  y como si fuera poco afirma que le sobran espaldas para hacerlo, guste o no: Para el presidente ese es el trabajo que le ecomendó la sociedad y vino a cumplirlo, a su modo, eso es verdad. .
La propuesta a los gobernadores y  ex presidentes a adherir a un pacto de diez puntos  considerados “políticas de Estado”  a  firmarse el 25 de Mayo en Córdoba,  es la muestra cabal de la decisión del presidente quien afirma que llegó para “cambiar al país para siempre”, más allá que sabe que ese camino estará plagado de obstáculos y que será más que difícil sortearlos.

Los Jinetes

Si bien llamó al consenso, MIlei no dejó de mencionar  con nombre y apellido –cosa que nunca había ocurrido en un discurso de de apertura de sesiones- a quienes entiende son los principales responsables de la debacle nacional de los últimos cuatro años, a quienes califico como los “jinetes del fracaso” entre los que destacó a Juan Grabois, Sergio Massa, Máximo Kirchener y Pablo Moyano, para sumar luego a la ex vicepresidente CFK.
En la lista de responsables de muchos de los males que aquejan al país sumó también a Roberto Baradel, líder del gremio docente quien durante cuatro años durmió el sueño de los justos mientras la educación caía en picada. También tuvo tiempo para ocuparse de los dirigentes sociales que “lucran con el hambre”.

La fiesta

El presidente Milei  dejó a su vez en claro que conoce a pie juntillas la debilidad política en la que se encuentra debido a la falta de gobernadores y de los pocos diputados con los que cuenta, pero dejó en claro la voluntad de seguir adelante con su proyecto a como dé lugar a punto tal que puso como condición previa a la firma del Pacto de Mayo  que  los gobernadores apoyen el DNU y la Ley Bases, para que fueran aprobadas por el Congreso, sin muchos más cambios, señalando además que no quiere confrontar, pero aclaro –como si nadie se hubiera dado cuenta aún- que “si lo que buscan es conflicto, conflicto tendrán”.
Por último y habida cuenta de la delicada situación social por la que atraviesa el país, aseguró que se estaba ante el momento más crítico de la historia reciente y pidió  “paciencia y confianza” para sortear estos problemas, afirmando además que aún restan ver  las consecuencias “del desastre” recibido, por la “orgía populista”.
El presidente sabe que debe ir a fondo en este tiempo ya que aún conserva un mayoritario apoyo de la sociedad que – salvo algunas excepciones- está cansada de pagar los platos que otros rompen después de la fiesta a la cual nunca son invitados. Por eso es que no duda en convocar a un pacto, a una refundación nacional, pero con ciertos reparos, ya que según afirma –y muchos esperan que así sea-  allí no habrá nada de oscuras componendas  ni los habituales “tome y daca”, de la  política nacional, que nada tienen que ver con el dialogo que los representantes políticos deben llevar adelante de caras a la sociedad.