EL PROBLEMA NO ES LA POLÍTICA...

EL PROBLEMA NO ES LA POLÍTICA...

Por: Fabián Gasparetto *

Un estudio realizado en 2022, sobre un total de 1035 encuestados, arrojó un dato revelador. Al preguntar sobre la palabra “política”, casi el 90 % la calificó negativamente con palabras tales como “robo”, “corrupción", “mafia”, “delincuencia “,”negociados” y otras más soeces del mismo tenor. Lo curioso lastimosamente no es este resultado, sino que la mayoría de los encuestados (66%), pertenecían a la franja etaria que va entre los 16 y los 25 años, lo que da lugar a que más de uno se pregunte: "qué le está pasando a la sociedad en este sentido?".
La política es por definición el arte o traza con que se conduce un asunto o se emplean los medios para alcanzar un fin determinado. Para Aristóteles, la política no era un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien de un examen del modo en que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales.
Así, Aristóteles considera al hombre un “animal político “, es decir, un ser que vive en sociedad, en una ciudad (del griego polis), relacionándose entre sí para confluir en una comunidad mejorada.
Sin embargo, dados los resultados arrojados en la encuesta antes mencionada, el mismo filósofo griego se sorprendería de la capacidad humana de destruir un instrumento tan noble y transformador de la realidad social.

Triste realidad

En el último periodo democrático de nuestro país, desde 1983 a la fecha, innumerables y resonantes casos de corrupción, incontables fracasos económicos y sociales, el crecimiento indiscriminado de la desigualdad social, la pobreza y la marginalidad han colaborado sin dudas al descreimiento de la política como medio transformador, llegando incluso a aborrecer de ella.  He aquí el error y el desafío que se presenta por delante.
El problema no fue,  ni es la política. El problema está en quienes en su nombre representan los adjetivos nefastos que arroja la encuesta.
La responsabilidad es y será de quienes utilizaron y utilizan la política con fines egoístas, con quienes hacen negocios inescrupulosos entre gallos y medianoche para beneficios personales y de sus entornos, aquellos mismos que detentan el poder, el verdadero poder, que se esconden tras bambalinas manejando los piolines de los títeres de turno, aquellos mismos que dicen ser oficialismo u oposición según les toque en el escenario de la democracia y terminan acordando a espaldas del conjunto de la sociedad riéndose de quienes depositaron su confianza en ellos, robando no sólo el patrimonio de los contribuyentes sino también su  futuro, a la vez que hipotecaron  el provenir de varias generaciones  arrastrándolas en algunos casos a la ignorancia, el abandono y la desidia.

Cambios

Es hora de devolverle a la política y a la sociedad los conceptos de nobleza y generosidad que representan para transformar la dolorosa realidad que hoy toca vivir y darle así  una oportunidad a las generaciones venideras.
Es una batalla cultural que  se debe librar para de esta forma comenzar a transitar el sendero del desarrollo, el trabajo y la equidad con justicia y progreso para todos,  sabiendo que la única batalla perdida es aquella que no se pelea y que,  aunque 40 años  digan que no se puede, lo cierto es que con esfuerzo  una sociedad mejor es posible.

* El autor de la nota es co-fundador de Acción Alvarado.