VIRTUALES VS PINTADOS

Los cruces de chicanas, pases de facturas, reproches y otras linduras semejantes son habituales en la política nacional y Miramar no podía ser la excepción.
Así , es fácil ver cómo en cada sesión del Concejo Deliberante en medio del tratamiento de temas que hacen a la vida de los vecinos, los concejales de uno y otro bloque hacen uso de una inventiva sin igual a la hora de chicanear a sus adversarios políticos.
Los motivos en general son siempre los mismos.
La oposición reclama diversas acciones al Ejecutivo local, por caso arreglo de calles, destape de alcantarillas, iluminación, orden en sus cuentas y transparencia en sus actos de gobierno, entre otros.
Para eso cada edil hace uso de la palabra con mayor o menor habilidad a la hora de defender su postura y de paso “atender” al contrario.
Siempre siguiendo con la oposición, algunos de sus miembros no dejan pasar oportunidad para recordarle a los ediles del oficialismo que “son parte de un gobierno que maneja las riendas del distrito hace 20 años y así estamos”.
El oficialismo por su parte, le “tira por la cabeza” a la oposición las medidas tomadas por el presidente Milei (y si el tema lo amerita también las de Macri) las cuales perjudican las arcas provinciales y por ende las municipales, a la vez que se les reclama cierto apoyo en temas sensibles, por caso el presupuesto, cosa que muchas veces la oposición rechaza.
También se hace mención a la situación por la que atraviesan los jubilados, los discapacitados y la obra pública, de la mano de las políticas de ajuste y la motosierra del gobierno nacional.
Como es esperar cada uno de los sectores olvida mencionar los errores cometidos por los partidos que representan y cargan sobre el otro todas las culpas con mayor o menor intensidad según sea el caso. La cuestión es mostrar la paja en el ojo ajeno y ocultar la viga en el propio.
Preferencias
Uno de los argumentos preferidos del oficialismo a la hora de “chicanear ” a una parte de la oposición, más precisamente a lo que ahora se llama Juntos por Alvarado, es calificar de “Concejal Virtual” a uno de sus miembros debido a que éste en junio del año pasado decidió renunciar a su dieta, por lo que no concurre a las reuniones de comisión, pero si a las sesiones.
Así cada vez que pueden los concejales del oficialismo –en especial los más activos a la hora del debate- no dudan en tildarlo de “concejal virtual” .
Todo hay que decirlo: es verdad que el concejal mencionado no asiste a las comisiones como afirma la oposición, pero también es cierto que a la hora de sentarse en el recinto el edil en cuestión está al tanto de los temas y no duda en levantar su voz para defender tal o cual postura y de paso “repartir flores" a sus adversarios.
De esta forma para algunos el “concejal virtual” cumple con su tarea aún no concurriendo todos los días al Concejo, cosa que según afirman otros ediles tampoco hacen, incluso por tener también un trabajo en otra ciudad.
Del otro lado de la vereda por la que camina el concejal virtual al cual también se lo critica por el uso que hace de las redes sociales donde “sube videítos” para mostrar lo que entiende son las falencias del Ejecutivo local, están los ediles que también suelen faltar a dichas comisiones, algunos con más frecuencia que otros, y a los cuales prácticamente no se les conoce la voz en el recinto ya que nunca hacen uso de la palabra para defender una postura, presentar un proyecto o salir al cruce de las acusaciones de otros bloques hacia sus pares o al gobierno al que representan, por lo que algunos afirman que a estos se los podría calificar de “concejales pintados”.
Así las cosas, la pregunta que cabe entonces es qué prefiere en todo caso la sociedad : un “concejal virtual” que no concurre a las reuniones de comisión pero en las sesiones participa del debate o presenta proyectos o un “concejal pintado”, que también se ausenta de dichas comisiones pero no se le escucha esgrimir un argumento y solo levanta la mano a la hora de votar junto a su bloque?
D.R