QUÉ CAMBIA TRAS EL ACUERDO DEL MERCOSUR CON LA UE?
El acuerdo deberá contar con el aval del Consejo de la Unión Europea y ser ratificado antes de entrar en vigor. Con el tratado, se crearía un mercado integrado de 780 millones de consumidores.
El sector manufacturero de la Unión Europea y la industria agrícola del Mercosur, integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, podrían ser los principales beneficiarios del histórico acuerdo que acaban de cerrar en Montevideo ambos bloques luego de 25 años de negociaciones.
“Estamos fortaleciendo esta alianza única como nunca antes y al hacerlo estamos enviando un mensaje claro y poderoso al mundo”, manifestó en una conferencia la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Mientras Alemania y España son firmes defensores del acuerdo del Mercosur con la UE, este enfrenta la férrea resistencia de Francia, que posiblemente buscará obstruir su ratificación ante las presiones ejercidas por los agricultores.
En Francia ven una amenaza en los productos procedentes agrícolas de América Latina, al considerar que estos están producidos con normas menos estrictas y les pueden colocar en una situación de desventaja.
Eventualmente, “puedo decir que los que se beneficiarían en general son los productores de commodities agrícolas”, dijo Francisco Schumacher, director de LatAm Corporate Credit Research en el banco de inversión global BancTrust & Co.
Desde Brasil, Leonardo Trevisan, profesor de Relaciones Internacionales y Geopolítica en la ESPM y PUC-SP, explica que aunque Brasil será el principal beneficiado y tendrá mayores ventajas, dada su tamaño económico dentro del bloque, otros países del Mercosur también experimentarán ventajas significativas.
Por ejemplo, “la poderosa agroindustria argentina se dio cuenta de las enormes ventajas de este acuerdo y fue la impulsora de que la posición política de Javier Milei no entorpeciera las negociaciones económica”, opinó. Se refiere específicamente a las mayores oportunidades para la exportación de minerales y productos específicos al mercado europeo.
Cree que estos países también se verán favorecidos por una actualización tecnológica y una mayor integración en las cadenas productivas europeas, fortaleciendo sectores industriales clave.
El proceso de reindustrialización brasileña, por ejemplo, se verá impulsado gracias a la inversión y la cooperación con la industria europea. En áreas como la farmacéutica, se contará con medidas de protección específicas para mantener la competitividad local frente a empresas extranjeras.
El viejo continente
Desde el lado europeo, se proyecta un impacto económico positivo casi que inmediato, con un aumento del PIB de 15.800 millones de euros en el próximo año, según la UE. Este acuerdo llevará a nuevos procesos de inversión para las industrias europeas, “lo que es interesante incluso para el agronegocio europeo, no específicamente el francés, sino otros agronegocios, que tendrán ventajas y entrada en otros productos aquí en Brasil”, dijo Leonardo Trevisan.
En su opinión, el acuerdo refuerza el multilateralismo en un contexto global donde los acuerdos bilaterales han ganado protagonismo, lo que representa un logro estratégico tanto para la UE como para el Mercosur.
El acuerdo se da en medio de las previstas turbulencias económicas globales ante la imposición de aranceles por parte de la Administración de Donald Trump contra los productos de China, a medida que la influencia del gigante asiático en la región aumenta.
Ricardo Carciofi, economista, investigador y miembro del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, dijo que se trata principalmente de un pacto económico y comercial que también incluye capítulos de cooperación política, aunque estos últimos no fueron el foco principal de las negociaciones cerradas hasta ahora.
Asimismo, el acuerdo elimina trabas para productos agroindustriales y reduce progresivamente los aranceles, permitiendo una entrada más competitiva.
Y en tercera instancia está la posibilidad de atraer inversiones, ya que “tanto las empresas europeas como del Mercosur tienen la perspectiva de trabajar para un mercado ampliado”. De hecho, con el acuerdo, se crearía un mercado integrado de 780 millones de consumidores.
Del lado de la UE, por ejemplo, los exportadores de carros de la UE se beneficiarán de la supresión gradual de los actuales aranceles del 35%.
Esto significa que, con el tiempo, los vehículos europeos podrán competir en igualdad de condiciones con los productos que tradicionalmente se beneficiaban de las preferencias dentro del Mercosur.
Adecuación
En una investigación del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), elaborado por Carciofi, Rosario Campos y Romina Gayá, se explica que el acuerdo brinda no solo un mayor acceso de mercado, sino también ofrece incentivos para ampliar y diversificar la canasta de bienes y servicios ofrecidos.
Asimismo, se refieren a una mayor incorporación de tecnología, “no solo por la radicación de inversiones, sino por los estándares necesarios para entrar en un mercado más exigente”.
Sin embargo, “el acuerdo es esencialmente un ‘trabajo en progreso’: exige adecuar la agenda doméstica de política tomando nota de este nuevo marco. Además, exige una profundización del Mercosur: es necesario un esfuerzo denodado de coordinación interno para aprovechar mejor las posibles ventajas. Sin ello, la dinámica de aplicación podría devenir en una dinámica bilateral de la UE con cada uno de los países del bloque del sur”, dice el documento.
Uno de los riesgos, según indican, es que la aplicación del acuerdo se dé con velocidades diferentes. “Posibles retrasos respecto de los demás socios podrían traer aparejadas desventajas muy difíciles de descontar en el futuro”.
Info: B.L