SEGÚN LA UCA EN 2024 4,3 MILLONES DE CHICOS NO ACCEDIERON A UNA BUENA ALIMENTACIÓN
Esto sucedió más allá del aumento por encima de la inflación de la AUH y la Tarjeta Alimentaria.
Según un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA), durante 2024, cerca de 4,3 millones de niños y adolescentes, no accedieron a una alimentación adecuada. Además en el trabajo se afirma que la inseguridad alimentaria (IA) aumentó frente a 2023 afectando a un 35,5% de jóvenes llá de que el gobierno nacional subió la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar por encima de la inflación.
En el primer año de la gestión de Javier Milei en Casa Rosada, en la que el Gobierno impulsó un ajuste para hacer frente a una crítica herencia de déficit fiscal, falta de dólares e inflación por encima de 200% anual del cuarto kirchnerismo, la inseguridad alimentaria en esta población llegó a 35,5%. Había sido 32% al cierre del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. El valor más alto de la serie se había registrado durante la pandemia de 2020 (37%), recordó la UCA.
Como se dijo “la inseguridad alimentaria severa –los chicos que pasan hambre- también reflejó un incremento el año pasado: pasó de 14% a 16%”. Había sido, según el relevamiento elaborado por Ianina Tuñón y Valentina González Sisto, de 15% durante el pico de la cuarentena por el Covid.
Los expertos del Observatorio de la Deuda Social de la UCA precisaron que el relevamiento -basado en un autoreporte- no puede asimilarse a lo que sucedió con la pobreza infantil medida por ingresos del Indec –aunque esta subió fuertemente en el primer semestre de 2024 (66,1% para aquellos niños entre 0 y 14 años) y luego descendió en el segundo semestre (51,9%)- ni tampoco al propio relevamiento de pobreza que elabora la UCA, que llega hasta al tercer trimestre del año.
El informe señala que el indicador de inseguridad alimentaria para los niños y jóvenes creció cuando apareció en los datos una redistribución en la canasta de gasto dentro de los hogares, con familias que tienen que reducir la cantidad o calidad de la ingesta de alimentos de los niños y pagar más dinero por servicios públicos. Por otra parte, agregaron que este flagelo se manifestó con más fuerza en hogares en el que los adultos de referencia tienen una inserción laboral precarizada, son pobres o dependen de un solo jefe de hogar y son numerosos.
“La IA [inseguridad alimentaria] afecta de modo particular a hogares pobres, con jefes con inserción laboral precaria, monoparentales y numerosos (cinco o más miembros). El empleo es el factor más decisivo”, explica el informe de la UCA. Agregó que “el AMBA muestra mayores niveles de inseguridad alimentaria que el interior urbano del país”.
En los hogares donde el jefe de hogar está inactivo, la inseguridad alimentaria de niños y jóvenes llegó a 40% a fines del año pasado, mientras que para aquellos con subempleados o jefes de hogar con trabajo precario, se extendió a 51%. Para los hogares con jefes de hogar pobres, se estiró a un 49%, en tanto que para que los hogares monoparentales, avanzó hasta 43%, según los datos de la universidad.
Con relación a la AUH y la Tarjeta Alimentar, que el Gobierno mantuvo por arriba de los precios (IPC), la UCA señala que tuvo un impacto positivo para los niños y adolescentes, pero que no alcanzó.
“La AUH más la TA [Tarjeta Alimentar] tuvo un efecto protector frente a la IA, especialmente en contextos críticos. Si bien los hogares que la reciben son más vulnerables estructuralmente, el análisis con modelos de efectos fijos muestra que la AUH+TA reduce significativamente la IA”, señalaron sobre los programas de transferencias de ingresos sin intermediarios que dejó Milei.
Info: UCA - F.J